Comencé a practicar yoga en el año 2011. Me hacía sentir muy bien, mi salud mejoraba significativamente. Desde entonces continué practicando y explorando varios estilos. En 2014, fui a una clase de Ashtanga Yoga y enseguida sentí que este era el estilo que quería explorar. A partir de ahí practiqué con Borja Romero Valdespino que ha sido mi profesor y mentor durante varios años.

Mi formación continuo practicando a diario con Anna Costanza en su escuela de Madrid (Ashtanga Yoga Alcobendas) y complemento estudiando con Lea Perfetti y Tarik van Prehn en Portugal. Son una gran fuente de inspiración y aprendizaje para mí :)

También, siempre cuando me es posible, viajo a la India a la "escuela oficial del Ashtanga Yoga" en Mysore para estudiar con Sharath Jois y con Sharmila Desai en Ashtanga Yoga Morjim en Goa. 

El Ashtanga Yoga para mi es un herramienta muy potente y
transformadora, de auto conocimiento, purificación y sanación.
Comenzamos por un cuerpo cada vez más sano, cambiamos los hábitos
alimentarios y de vida por que cada vez más re conectados con el ser,
consigo comenzamos a sentir que es lo que nos ayuda y que es lo que
nos perjudica. Pero lo más bonito viene luego. La repetición diaria de
la misma práctica nos revela nuestros patrones de comportamiento,
mentales y de personalidad. Es nuestro espejo muy honesto y desde
luego no siempre placentero, pero es dónde comienza la transformación.
El Ashtanga Yoga es un sistema muy antiguo y tradicional que a través
de lo físico llega a lo mental y que nos conecta con nuestra esencia.

Cuando comencé a practicar trabajaba en publicidad unos 10 horas diarias  sin verle mucho futuro a este estilo de vida. Mientras tanto el yoga me daba fuerza, ánimo, me quitaba dolor de espalda y frecuentes migrañas. Y llegó el momento en el que me decidí a compartir el yoga con los demás, ya que es una disciplina y forma de vida que, con su inmensa cantidad de beneficios, puede ser provechosa para muchos.